Esto justifica porqué muchas personas se ponen a gestionar blogs, actualizar perfiles o llenarnos de twits sin saber si realmente alguien leerá eso. Casos concretos son los políticos que "quieren y deben" estar en Internet o colegiales que cuentan todo lo que viven en su colegio. Pero los amigos de una red social no son lo mismo que los amigos de lo no-virtual. Un amigo es alguien con quien se tiene algo esepcial, algo que lleva tiempo y requiere virtud compartida, reciprocidad de sentimientos. La amistad es algo que no se construye haciendo click en un "Me gusta" o "Agregar a mis amigos", sino cuando hay reciprocidad de sentimientos.
Otras expresiones vertidas en el artículo citado son:
- "La amistad y el activismo en Internet son más débiles y menos eficaces que en el mundo no virtual".
- "El activismo de Facebook triunfa, no porque motive a la gente a hacer sacrificios reales, sino motivándola a hacer cosas que la gente hace cuando no está lo bastante motivada para hacer un sacrificio real" (tomado de Malcolm Gladwell).
Ojo, quiero decir que mientras instrumentos como Facebook o Internet nos permiten ser visibles, al mismo tiempo permiten ser invisibles dentro de la plétora de información que circula o lo que es lo mismo, y haciendo una analogía con la naturaleza, estamos ahora ante el hecho de que podemos ser singulares y únicos como las hojas de un arbol pero bien confundidos o invisibles en la espesura del ramaje de hojas de un árbol o como parte del ramaje de todo un bosque.
Puede ser, que ser parte de Facebook, y además ser activo subiendo y leyendo cosas, es cuestión de responder a un acto obsesivo de paroxismo parasocial.
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