miércoles, 9 de septiembre de 2015

Legado Digital: Es urgente legislar sobre la herencia, expurgación e imagen digital.

Dejamos tanta huella digital que olvidamos cuidar este activo.


La era digital sin duda ha llegado para modificar nuestras vidas en muchísimos aspectos, especialmente la forma en la que interactuamos con los demás a nivel personal y también en otros ámbitos como el profesional, laboral, etc. En suma, dejamos tanta huella digital que olvidamos cuidar nuestro activo digital. 


Viejos problemas, nuevas tecnologías, recuperando soluciones.

Decidí escribir este post porque hace poco leía varias noticias relacionadas con nuestra herencia digital que hemos estado dejando por varios años en redes sociales, blogs, foros, correos electrónicos, y ahora en la nube. No dejaría de ser un tema más de la era digital, salvo por el hecho de que mucha de la información que dejamos en diversos formatos informáticos tiene un valor para alguien. Por supuesto alguien dirá: "qué me importa lo que hagan con mi información". Pero este asunto no lo trato aquí pues sí es importante la información que dejamos por cualquier sitio digital. 

Aquí pongo algunas noticias y hechos que deben tenerse presente.
  • La historia digital no sólo es digital. Aún quedan dispositivos como cassettes, cintas y tarjetas perforadas, CDs, rollos fotográficos, vídeos UHF y JVS, etc. cuya tecnología cayó en desuso, pero que es tecnología recuperable. El problema suele acotarse al mundo digital porque el procesamiento se facilita, pero hay historia en otros dispositivos tecnológicos y que suman muchos más años. Así como se habla del derecho al olvido en internet, debería ampliarse a otras tecnologías en desuso.
  • Se fallece en vida y se perpetúa en red. Amigos muy queridos han fallecido en los últimos años y han dejado sus perfiles en redes sociales con información que compartieron. Lo que ocurra con ella no lo sabe nadie, de hecho sus contraseñas se las llevaron ellos pero allí están y de vez en cuando alguien los 'postea' o cita como si estuvieran aún con nosotros.
  • Las nuevas bases de datos podrían ser milenarias. Existen sistemas computacionales desde mediados del Siglo XX. Mucha información está almacenada en grandes bases de datos que siguen creciendo y acumulándose. Como las bibliotecas, crecen y crecen. Y este crecimiento sí genera problemas al ser ahora redes globales de datos y de persistir la tecnología digital, serán registros milenarios.
  • La nube aún es opaca sobre el valor del activo intelectual que dejamos en redes, repositorios digitales y sistemas informáticos. Al igual que hace años atrás dejábamos en manos de los bancos -por ejemplo- información sensible, ahora estamos dejando todo en la nube. Bueno, de hecho, desde la aparición de correos electrónicos generalistas como hotmail o gmail, ya dejamos mucha información en manos de terceros que literalmente no conocemos. Algunos fundamentalistas me dirán que todo lo dejamos en manos de empresas responsables, pero la historia dice que muchas empresas digitales han desaparecido sin dejar acceso a los usuarios para recuperar su información o simplemente desaparecen sin dar un espacio legal para pedir explicaciones por nuestro activo intelectual o intangible que les dejamos. 
La vida digital permite narrar nuestras vivencias y permite tener conciencia de que nos registran miles de veces en un día. Y eso, debe cuidarse, en vida y cuando ya no estemos.  


Life in the digital now (traducido al castellano)

En cualquier caso, la respuesta de los usuarios, nosotros, ha sido tal sin importar estas pequeñas (y por supuesto) otras preocupaciones, que es momento de empezar a pensar en situaciones de mucha importancia como por ejemplo: 
  • Herencia Digital, 
  • Expurgación Digital, e 
  • Imagen Pública.
Problemáticas que se tienen que valorar para encontrarles una solución en el ámbito legal, pues en el ámbito tecnológico, se siguen buscando soluciones a un problema de masividad, seguridad y localización. En el ámbito legal, si se trata de legado digital, se debe innovar, y al ser un activo digital se debe precautelar su tenencia y valor en el tiempo. 

Y es que, quizá hace unos años atrás no se pensaba que la TIC revolucionaría el mundo. Nuevas tecnologías para la comunicación están arrasando con la forma en la que nos manejamos en el mundo entero, de tal manera que cada paso que damos dentro del mundo cibernético toma sentido e importancia para cada usuario. 

Y digo cibernético porque para este post debemos hablar de un mundo que debe autoregularse y autocontrolarse para garantizar su existencia social, pues de lo contrario, las situaciones comentadas, harán que viejos problemas se resuelvan con nuevas tecnologías, y se recuperen viejas soluciones (sobre este asunto ya escribí en "Uniendo viejas tradiciones con nuevos enfoques" -ver http://cestay.wordpress.com/2010/12/20/gestion-2-0-viejas-tradiciones-y-management-2-0/-).

Digo esto último porque en realidad los problemas de registro de información que ya existían, ahora se han llevado al espacio digital pero a niveles de almacenamiento muy grandes y con un cultura proclive a dejar registros en cualquier sitio. Falta ahora ver si las soluciones existentes son válidas en el nuevo mundo digital y en el esperado espacio legal y administrativo que supone esta nueva forma de gobernanza digital


Herencia digital.

Ahora mismo uno de los problemas a los que nos enfrentamos es por ejemplo, todos nuestros rastros dentro de internet, que existen en los perfiles en redes sociales, cuentas de correo electrónico, negocios online, pagos electrónicos, etc. 

Debemos preguntarnos, ¿Dónde queda todo esto el día que perdemos la vida?, ¿Quién puede en un momento dado recuperar todo nuestro trabajo hecho en internet?, hablamos por ejemplo de alguien con un negocio online. ¿Cómo heredo mis contenidos digitales, mis derechos de autor si uso host de países fuera de la legislación que creo regularía mis derechos?, ¿quién tiene derecho a recibir mis claves para gestionar mis legado?, entre otras cuestiones fundamentales.


Expurgación Digital.

Otro de los problemas que surgió es la expurgación digital, es decir la destrucción de archivos digitales que ya no sean necesarios por ejemplo, y es que, en realidad no hay manera de que haya espacio ilimitado aún y para ser honestos la palabra “ilimitado” no existe, todo tiene un límite aún en lo digital. Cuidado, limitado en capacidad de almacenamiento, ilimitado en lo relativo a producción de datos, información y contenidos. 

La expurgación digital, se hace más que nada por razones de espacio, esto es más frecuente en sitios empresariales donde se guarda documentación constantemente. Las cosas que se tienen que analizar y legislar en un momento dado es, en que momento un documento podría dejar de ser útil para el interesado y poder así destruirlo, pero dejando claro la destrucción total del documento digital, versus la eliminación lógica del mismo. 

Por supuesto, junto a muchas otras preocupaciones, debe considerarse la preocupación por almacenar inmensos volúmenes de datos digitales que igualmente deben quedar bajo custodia de organismos definidos y conocidos. 


Imagen pública.

La tercera problemática, tiene que ver con la imagen pública especialmente de personajes públicos valga la redundancia, en donde se especifique hasta donde se es “público” todo lo que un personaje de ese medio publica en los diferentes sitios de internet. 

Ya no es un tema de derecho al olvido, es un tema de cuidar lo que se dice. El hacktivismo ha mostrado que lo legal es superado por una sociedad y una cultura que critica y busca corregir sabiendo que quizás legalmente no tiene mecanismos para defender sus derechos. 


Corolario.

Debido a todos estos problemas, y muchos más, es que creo prudente que emitan y revisen de manera urgente políticas que abarquen todos estos problemas que ya se están haciendo presentes en el mundo actual. 

Hay que regular el legado digital o digital legacy puesto que es el activo digital de cada uno de nosotros. 

Y por lo mismo, hay que regular a quienes destinemos la gestión y la custodia de nuestros datos digitales y nuestras actividades virtuales dentro de internet.

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