miércoles, 1 de julio de 2015

Inteligencia ejecutiva: es enseñar a prepararse para dirigir el comportamiento

La importancia de la inteligencia ejecutiva en la vida actual

La inteligencia educativa se puede formar desde el colegio, pero al no ser un modelo imperante debe trabajarse posteriormente. Su importancia radica en que permite formar personas preparadas para asumir, enfrentar y liderar muchos retos, lo cual es adecuado cuando se quiere formar innovadores y emprendedores. Es aprender a dirigir el comportamiento. En el post reviso sus características, su rol actual contemporáneo y su impacto en la sociedad y económica. Repaso ideas elementales sobre lo que se conoce como funciones ejecutivas y su relación con las competencias, con el fin de recordarlas o tenerlas presente en la formación de negocios (Business Education).



Introducción a la inteligencia ejecutiva - José Antonio Marina



Ser ejecutivo y la inteligencia ejecutiva: rol social no empresarial.

Ser ejecutivo en un mundo de negocios y proyectos ayuda a encontrar y definir innovaciones, nuevos proyectos o nuevas ideas. Pero, ¿dónde nace un ejecutivo o más bien una mente ejecutiva?

La palabra "ejecutiva" lleva a pensar en un "ejecutivo de empresa".  Así vemos que muchas veces se relaciona  "ser ejecutivo" con 'ser eficiente' o 'ser rápido' ante decisiones, pero no hay estudios profundos que avalen si actuar de esta supuesta 'forma ejecutiva' está relacionado con poseer una inteligencia ejecutiva en los términos del concepto.

Revisando algunas cosas, si se encuentra el interés por abordar temas competenciales en universidades, lo cual muestra el interés por mejorar la formación para una sociedad sujeta cada vez más a retos y entornos que evolucionan muy rápido, y que está afectando a líderes de diversa índole. Sugiero ver los siguientes artículos del diario el País de España para ver cómo se proyecta esta preocupación (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/10/actualidad/1373480104_113103.html y http://www.lavanguardia.com/cultura/20120620/54314439763/inteligencia-ejecutiva-jose-antonio-marina.html).

Lo que queda claro de este interés, es que estamos exigiendo a las personas profundas cualidades de reacción y planificación ante el cambio, que solamente asociamos a "directivos" de empresa que están mostrando igualmente falencias en este sentido, pero no nos estamos planteando que debemos, por un lado, proyectar (o reforzar) en la sociedad las llamadas funciones directivas y, por otra parte, promover comportamientos directivos. Y aquí es donde entra la Inteligencia Ejecutiva.


Inteligencia ejecutiva y funciones ejecutivas.

La inteligencia ejecutiva (https://www.youtube.com/watch?v=hwX_poSHfoI&index=1&list=PL5AB5F72906F36041) es un segundo nivel de inteligencia. El primero es rápido, automático, no consciente. Se puede ligar al primer momento de distinción o aquel momento en que se descubren las cosas (algo más podeis encontrar en el apartado del post https://cestay.wordpress.com/2013/04/12/un-planteamiento-semiotico-sistemico-en-proyectos-la-trayectoria-de-diagramas/).

El segundo nivel, el de la inteligencia ejecutiva dirige la actividad mental y física hacia metas y prepara al cerebro para realizarlas. Aquí se introducen hábitos, se recurre a determinadas competencias, y se pretende construir una arquitectura cerebral. Esto hace que el mayor reto de los formadores sea cómo conseguir desarrollar esta inteligencia y cómo entrenar al cerebro, y a la vez desarrollar esta arquitectura cerebral. Conseguirlo, lo cual no es sencillo, pero tampoco imposible, resulta clave ahora cuando se buscan personas creativas, innovadoras, emprendedoras o simplemente personas con capacidad de resolver problemas en un mundo cada vez más incierto del futuro y donde cada persona debe definir más sus propias metas y no depender de empresas u organizaciones que indiquen pasos a seguir. Una persona con inteligencia ejecutiva puede dirigir todo su comportamiento hacia sus metas.

Las funciones ejecutivas (https://es.wikipedia.org/wiki/Función_ejecutiva) son útiles para enfrentarse a problemas. . El fin es que una persona realice sus propósitos y decida libremente. Diversas teorías hablan del tema y se preocupan, pues estas funciones apuntan a tareas cognitivas. Así tenemos los trabajos o teoría o modas o movimientos de Piaget, Vigotsky, Skinner, Goleman, Salovey, Gardner, entre muchos otros. En un antiguo paper yo relacionaba algunas de estas teorías al desarrollo cognitivo para formación de proyectistas e introduje algunas de estas ideas (ver https://cestay.wordpress.com/2011/08/30/aprendizaje-en-linea-docencia-de-proyectos-coherencias-entre-las-teorias-de-piaget-bruner-ausbel-gagne-y-vygostky-con-la-praxis-de-la-metodologia-docente-presencial-y-nopresencial-de-jaume-blasco/). En este proceso, el desarrollo cognitivo es clave, cobrando especial realce la autoregulación. La autoregulación

Revisando artículos, aparecen beneficios de conseguir esta inteligencia. Los beneficios son los retos del formador a conseguir en una persona, y una vez conseguidos, se convierten en acciones a gestionar o mejor aún, tener interiorizadas.

Los beneficios se orientan a poder conseguir metas, resolver problemas, superar obstáculos, y son para que una persona pueda:
  • centrarse en estímulos importantes, independiente de la continua atención involuntaria a miles de estímulos diarios;
  • buscar información relevante, sin dejar de mirar todo lo que ocurre alrededor;
  • proponerse metas que impulsen nuevas motivaciones, a pesar de otras existentes o deseos que podrían ser opuestos, inclusive identificando factores positivos u obstáculos del entorno -o propios- a nuestros deseos o metas;
  • desarrollar sistemas de preferencia automáticos, que veo ligados al desarrollo de arquetipos de Peter Senge, automatizando, por decirlo así, nuestras reacciones ante ciertos estímulos;
  • decidir lo que se quiere aprender, autodirigir el aprendizaje, y visualizando expectativas concretas;
  • diseñar estrategias para entrenar nuestros hábitos inteligentes; 
  • centrarse en gestionar las emociones según las metas, donde yo acotaría, sin dejar de lado el carácter respetuoso al medio y a otras personas para no caer en un individualismo exabervado;
  • supervisar el comportamiento conseguido, analizando los pasos versus las metas y reflexionando sobre cómo lo hemos hecho, es una forma de pensar en nuestro desempeño pasado sabiendo cuando tomar la iniciativa, cuando detenernos, o cuando estar alerta; 
  • aprender que la inteligencia conduce al liderazgo, liderazgo entendido como liderar a otras personas, y por lo mismo esa inteligencia implica saber actuar en comunidad; 
  • se mantiene un pensamiento positivo siempre; y,
  • autoregular el proceso de forma continua pudiendo ajustar metas.   
Conseguir estos beneficios en la mente de una persona es saludable en muchos aspectos. Es claro que muchas de las acciones asociadas a los beneficios previos los vemos y quedan expuestos en muchos personas exitosas, con cargos directivos. "Ser ejecutivo" ahora es cumplir con estas cualidades, no es una posición empresarial, sino una habilidad natural o que debe ser desarrollada.


Inteligencia ejecutiva: rol actual contemporáneo e impacto social.

Lamentablemente "ser ejecutivo" sigue asociándose a cargos importantes y directivos, pero el alcance de esta inteligencia es mayor y deber ser una competencia transversal. Vistos los beneficios es claro que estamos ante la posibilidad de que una persona sea capaz de dirigir su comportamiento hacia los fines y objetivos que se plantee. Sus metas ahora son alcanzables desde un punto de vista cognitivo.

Formar personas con inteligencia ejecutiva tiene beneficios sociales importantes al tener personas con capacidad de articular soluciones a sus vivencias y tener una actitud positiva. No es solución a estadios económicos de crisis, sino más bien una forma de estar en la vida de forma independiente, pero ligada a una sociedad y unas organizaciones y una cultura que constriñen y muchas veces inhiben este tipo de inteligencia. Esto me hace pensar que muchas personas con inteligencia ejecutiva pueden ser una amenaza en sistemas que buscan más bien empleados pasivos -por ejemplo-.

Formar personas con inteligencia ejecutiva reporta beneficios económicos, pues más personas con una inteligencia ejecutiva formada y un cerebro entrenado, se convierten en innovadores, emprendedores, trabajadores de plantilla activos y proactivos, y, por supuesto, ciudadanos que aportan al desarrollo de sus entornos.

A nivel de competencias, algo que no puede dejarse de lado, puedo y podemos decir que la principal competencia a trabajar para conseguir una inteligencia ejecutiva y desarrollar sus funciones ejecutivas es la autoregulación (aclaro que uso el término como aglutinador de varias ideas). La autoregulación es una competencia transversal a cualquier otra, y longitudinal a un proceso formativo.  Partiendo del hecho que una competencia no existe si no se expresa, es claro que conocimientos, destrezas, y actitudes no son suficientes. Me explico: cuantas veces al terminar un curso nos decimos ¿cómo aplico lo aprendido? Con inteligencia ejecutiva, la pregunta se convierte en: ¿cómo lo aprendido lo articulo dentro en mis acciones para mis metas? Por eso las funciones ejecutivas deben ser un fin en sí mismo y base del futuro aprendizaje y del resto del aprendizaje (de por vida).

En términos de autoregulación, claramente vienen a la mente los conceptos sistémicos asociados. Así, en cuanto a prácticas a trabajar en esta competencia tenemos:
  • fijar el objetivo como activación cognitiva;
  • desarrollar una memoria y sus estrategias para tenerla presente;
  • reflexionar, y inhibir el impulso por hacer algo;
  • dirigir los recursos existentes y potencialmente nuevos, tanto materiales como emcionales, al objetivo;
  • planificar, organizar y prever la sostenibilidad de las acciones a llevar adelante;
  • ser flexible en todo sentido, estar dispuesto al autocuestionamiento, a la autocrítica, y a saber escuchar al entorno, sabiendo que puede cambiar mi cognición de las cosas; y,
  • trabar en varios niveles de cognición.
Como se aprecia, nuevamente vemos que estamos preparando para dirigir el comportamiento.

Claramente desarrollar una inteligencia ejecutiva requiere mucho esfuerzo. Al no estar masificada en la formación escolar y mucho menos universitaria, queda desarrollarla a nivel de educación superior en general, y en particular a nivel de educación ejecutiva. Y sobre ésto, no puedo dejar de realizar un alcance al tipo de formación adecuada. Claramente veo que requiere una formación b-learning, ya que hay que demostrar las competencias lo que requiere presencialidad cercana o remota, pero no excluye que ciertas prácticas se introduzcan con formación e-learning y MOOC.

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