El Global Innovation Index siempre muestra "crudas" realidades. Acá te resumo 5 de la edición 2025.
O, te comparto 5 insights sobre la innovación para el 2026 que se detectan del informe 2025 del Global Innovation Index.
Idea preliminar.
Cuando pensamos en innovación, la imagen que suele venir a la mente es la de avances tecnológicos disruptivos emergiendo de las economías más ricas del mundo.
Siempre se aumen que es un juego reservado para gigantes corporativos y centros de investigación de vanguardia.
Sin embargo, la realidad, según revela el Índice Global de Innovación (GII), es mucho más compleja, matizada y, francamente, sorprendente. Lejos de ser un club exclusivo, el panorama de la innovación está siendo redibujado por nuevos actores, dinámicas inesperadas y fuerzas a menudo subestimadas.
Este artículo destila los hallazgos más impactantes y contraintuitivos sobre el estado actual de la innovación en el mundo, verdades que desafían nuestras percepciones y cambian las reglas del juego.
1. El "underdog" innovador está en pleno ascenso.
Contrario a la creencia popular, el epicentro de la innovación ya no se limita a un puñado de países de altos ingresos. Un grupo creciente de economías de ingresos medios está escalando posiciones de manera impresionante, demostrando una notable capacidad para fomentar ecosistemas innovadores.
China se destaca como la única economía de ingresos medios consolidada entre las 30 primeras del ranking global. Sin embargo, no está sola. Naciones como India, Türkiye, VietNam, Filipinas y Marruecos están mostrando un progreso notable y sostenido. Marruecos, en particular, ha emergido como una de las economías que más ha escalado en la clasificación desde 2013.
Lo que estos datos revelan no es una serie de éxitos aislados, sino la consolidación de un modelo estratégico compartido. Estas economías, en su mayoría asiáticas, son mercados emergentes con un enorme potencial de crecimiento impulsado por la industrialización y la urbanización.
Es más, poseen estructuras económicas diversificadas y, crucialmente, se han integrado de manera profunda en las cadenas de valor globales y el comercio de alta tecnología. Este enfoque estratégico a largo plazo está desafiando la idea de que la capacidad de innovar es un privilegio exclusivo de los más ricos.
2. La paradoja de la innovación: la tecnología avanza, pero la inversión se frena.
Vivimos en una aparente era dorada de la tecnología, pero esta aceleración esconde una peligrosa desconexión. El análisis de los datos globales de 2023 revela una paradoja sorprendente: mientras la adopción de tecnología se dispara, las inversiones fundamentales que la nutren muestran signos de fatiga.Llos indicadores de inversión son preocupantes. Las publicaciones científicas, un pilar de la generación de conocimiento, cayeron un 5% en 2023 tras años de fuerte crecimiento.
El gasto mundial en Investigación y Desarrollo (I+D) se proyecta a la baja. Y en un giro impactante, después de más de una década de caídas constantes, el precio de las baterías de iones de litio experimentó su primer aumento en 2022, subiendo un 7.1%.
Sin embargo, esta desaceleración contrasta fuertemente con una adopción tecnológica que no deja de acelerar. La implementación de vehículos eléctricos se disparó casi un 60% y la instalación de robots industriales sigue en aumento.
Este panorama fracturado dibuja un motor de innovación global que, aunque parece funcionar a toda máquina en la superficie, podría estar descuidando las inversiones críticas que garantizan su combustible a largo plazo.
3. El gigante oculto: el emprendimiento social.
Mientras los titulares se centran en las startups tecnológicas y los unicornios financieros, un sector masivo y de alto impacto opera a menudo bajo el radar: el emprendimiento social. Lejos de ser un nicho, este movimiento representa un gigante económico oculto que está redefiniendo el propósito de la innovación.Las estimaciones actuales sugieren que existen entre 10 y 11 millones de empresas sociales a nivel mundial, que contribuyen con aproximadamente 2 billones de dólares al PIB global, una cifra que supera el PIB de naciones como Brasil o Canadá.
Este sector se define por el desarrollo de modelos organizacionales innovadores para abordar problemas sociales o ambientales, donde el lucro no es el objetivo principal.
Los ejemplos abarcan todo el planeta: Bandhu Tech en India utiliza una plataforma con IA para dar vivienda a trabajadores migrantes, Green Bio Energy en Uganda produce briquetas ecológicas a partir de residuos, y Peek Vision ofrece servicios de salud ocular móvil en entornos de bajos recursos. Estas iniciativas ilustran un cambio cultural fundamental, especialmente entre las nuevas generaciones.
Este enfoque ha ganado impulso entre los jóvenes inventores e innovadores que buscan alinear su trabajo con un cambio social positivo, especialmente en áreas desatendidas por las empresas y los gobiernos tradicionales.
4. La brecha educativa digital: estudiantes hábiles con la tecnología, pero no para innovar.
En la educación superior, se ha instalado una peligrosa ilusión de competencia digital. Los estudiantes, nativos de un mundo de dispositivos, muestran una gran seguridad en el uso de herramientas tecnológicas. Sin embargo, esta familiaridad no se traduce en un dominio efectivo para el aprendizaje profundo o la innovación.El verdadero problema, sin embargo, no es solo una brecha de habilidades, sino una fractura en el proceso educativo mismo. Esta dinámica está "ampliando la distancia entre los estudiantes, el conocimiento y los profesores".
Es más, los estudiantes subutilizan herramientas poderosas; del otro, los docentes se sienten a menudo obsoletos y en desventaja frente al avance de tecnologías como la inteligencia artificial (IA).
Esta creciente distancia crea un triángulo disfuncional que obstaculiza el potencial transformador de la tecnología en el aula. Para cerrar esta brecha, es fundamental ir más allá del simple uso de herramientas y fomentar una verdadera "alfabetización digital en inteligencia artificial". Solo así se podrá reconstruir el puente entre docentes, alumnos y el conocimiento, aprovechando la tecnología para innovar en lugar de simplemente utilizarla.
5. No hay una sola receta para innovar: cada región cocina con sus propios ingredientes.
La sabiduría convencional dicta que para impulsar la innovación, las empresas deben invertir en la capacitación de su gente. Es un mantra repetido en salas de juntas y planes de desarrollo en todo el mundo. Sin embargo, un revelador estudio en el sector de servicios de Colombia pone en jaque esta idea, ofreciendo una verdad mucho más matizada y sorprendente.La investigación encontró que las inversiones en formación y capacitación del personal, aunque beneficiosas para la empresa, no se asocian directamente con la generación de innovaciones.
En cambio, las inversiones en I+D (tanto interna como externa) y en la adquisición de maquinaria y equipo sí muestran una correlación positiva. La razón subyacente es crucial: la capacitación a menudo se enfoca en mejorar la eficiencia de tareas existentes, mientras que la innovación disruptiva requiere la creación de conocimiento técnico profundo para desarrollar productos o procesos completamente nuevos.
Este hallazgo no invalida la capacitación, sino que la contextualiza. Confirma que no existe un modelo único para la innovación.
En América Latina, por ejemplo, las empresas de servicios son tan innovadoras como las manufactureras, pero sus estrategias son distintas: dependen menos de la I+D formal y más de la adopción de software y la adquisición de conocimientos externos. Cada región y sector debe encontrar su propia receta, combinando sus ingredientes únicos para lograr el éxito.
Conclusión: redibujando el mapa de la innovación.
Estas no son cinco tendencias aisladas, sino cinco facetas de una misma transformación global: la descentralización, diversificación y redefinición del propósito mismo de la innovación.
El poder de innovar se está desplazando más allá de los centros geográficos e institucionales tradicionales, impulsado por nuevos actores económicos, una conciencia social más profunda y un conjunto de reglas completamente nuevo. Las viejas ideas sobre quién innova, dónde y cómo lo hace están siendo desafiadas por estas nuevas realidades.
A medida que estas tendencias toman forma, los viejos mapas de la innovación están siendo redibujados. La pregunta clave ya no es solo quién innovará, sino cómo adaptaremos nuestras políticas, educación e inversiones para apoyar un futuro más diverso y con propósito. ¿Estamos preparados para este nuevo mundo?
Por supuesto todo esto es relativo, pues por un lado está la rigurosidad de la innovación y por otro lado la novelería de la innovación. ¿y tú, qué opinas?
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